125 años de tetralogías
Entre las representaciones de La walkyria y Sigfrido hay una jornada de descanso en Bayreuth. Los espectadores de El anillo del Nibelungo -monumental ópera de Wagner de unas 16 horas de duración que consta de un prólogo y tres jornadas- suelen dedicar el día a visitar lugares atractivos de los alrededores o a completar el rito, casi religioso, visitando la tumba de Richard y Cósima Wagner en la parte posterior de Wahnfried, la casa-museo del compositor. Es un lugar tranquilo y sencillo, sin ninguna parafernalia adicional, lindando con los serenos jardines Hofgarten.
Vive la ciudad de Bayreuth con la sombra de Wagner a cada esquina. La asociación Richard Wagner de Bayreuth ha aprovechado el día de pausa para montar una liederabend, es decir, un recital de canto y piano, escogiendo un lugar tan emblemático como la Markgräfliches Opernhaus, la bellísima ópera barroca de la ciudad, que asombró a millares de personas gracias a la película Farinelli, il castrato. La soprano sueca Nina Stemme aprovechó que su primera Isolda este año es el 1 de agosto y dio uno de sus escasos recitales de lied con los Wesendock-lieder, de Wagner, como plato fuerte y algunas canciones de Richard Strauss, Grieg y Nystroem como complementos. Cantó muy bien y demostró que tiene tanta madera de liederista que como de cantante de ópera.
Los pasillos y hasta la parte trasera del escenario de esta Ópera barroca tardía, de mediados del XVIII, acogen hasta finales de agosto una interesante exposición con maquetas de escenografías, figurines y material documental o audiovisual, cuando lo hay, de todos los Anillos del Nibelungo representados en Bayreuth desde el estreno, en 1876, hasta el último en 2000, anterior al que ahora se representa. Los correspondientes a la era Richard Wagner, de 1876 a 1882; los de la era Cósima Wagner, entre 1883 y 1906; los del periodo Siegfried Wagner, entre 1908 y 1930; o los de la fase Winifred Wagner, entre 1930 y 1945. Todos tienen en común el idealismo romántico alemán y su vinculación a un realismo corpóreo entre el mito y la leyenda.
Cambio de estética
Después de la II Guerra Mundial cambió la estética con el nuevo Bayreuth ejemplificado por Wieland Wagner y sus puestas en escena entre 1951 y 1965. La abstracción, la luz, el espacio vacío en función de los personajes abrían paso a un nuevo concepto en la interpretación wagneriana. Wolfgang, hermano de Wieland y actual director artístico del festival, ponía, con menor inspiración, su granito de arena entre 1960 y 1970.
Después llegó el revolucionario Anillo del centenario en 1976 con una llamada al humanismo desmitificador de la mano de Patrice Chereau. Peter Hall apostó por una vuelta a la tradición en 1983, pero Harry Kupfer implantó en 1988 su solución high-tech y televisiva. Alfred Kirchner desarrolló una inventiva desprejuiciada e incluso cercana a la frivolidad en 1994 y Jürgen Flimm se movió en territorios dispersos y hasta ambiguos en 2000. Son los precedentes de Tankred Dorso este año. Impresiona tanta historia acumulada.